viernes, 1 de agosto de 2014

Santander










¡Hola a todos! Vuelvo esta vez con Santander, donde estuve unos días el pasado julio. No me imaginaba que me fuera a gustar tanto. Considero tras verla que es una ciudad en la que conviven perfectamente lo urbano y lo costero. Os dejo la poesía que escribí tras mi estancia en la ciudad.

Barcos en Puertochico.
Descansan las olas marinas
sobre el bello tendido cántabro,
que en acantilados se alza
hasta el cielo tocar.

Aire húmedo y salado
besa el rostro de Santander
cuando el sol ya ilumina
enérgico a Puertochico,
dejando al albino faro
entre verdes descansar.

Pájaro cantor que vuela
ser allí quiero
y desde el infininito celeste
el agua brillante mirar.

Santander, apuesto marinero,
que encuentra en su Palacio
un elegante vestido.

         Germán Velo Ortés. 2014




 Las fotos que pongo a continuación son de los acantilados santanderinos, cerca del faro.






 
 Recientemente han instalado un funicular, desde él se  puede ver la ciudad desde lo alto, su acceso es  gratuito. Eleva alrededor de los 60 metros (si bien  recuerdo).





                               Dejemos al faro que entre verdes descanse... ¡Un saludo a todos!



3 comentarios:

  1. Preciosas fotos y bello poema que destila el aroma del salitre en las olas. Gracias por compartir el viaje. Un abrazo y que sigas disfrutando del verano.

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    1. Gracias a ti Armando, por leer mi poesía y por tu comentario. Igualmente, un abrazo para todos.

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  2. Hace tiempo que no vamos a pasar el día a Santander y con tus fotos y tu poema has echo por un momento que estuviese allí.

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