lunes, 18 de agosto de 2014

¡A los cincuenta años!


¡Hola a todos! ¿Cómo va el verano? Yo os puedo decir que mejor imposible, y es que este fin de semana tan "nupcial" y familiar ha sido muy especial y sobre todo emotivo. De dos bodas hemos disfrutado en mi familia, Dani y Paula, que nos hicieron disfrutar en gran manera de la noche del sábado: os deseo lo mejor en vuestro camino juntos; y mis abuelos, que celebraron sus Bodas de Oro, de lo que trata esta entrada.



¡Fue todo un acontecimiento!



Consideré que tal ocasión merecía la creación, por mi parte (aunque debo decir que no fui el único),  de unos versos para dedicárselos a ellos. Esta poesía la titulé: "A mis abuelos, por sus 50 años juntos".



      Años que entre tanto pasaron,
      mitad de siglo que os une:
      son cincuenta de trabajo
      y tiempo que seis almas dio.

      Merecido vuestro orgullo
      mas por bandera, humildad.

      Firme vuestro paso,
      mirando siempre adelante
      a fin de todo superarlo.

      Gran labor en vuestras manos,
      que llevan a nosotros
      cariño y calidez en el frío.

      Pero son manos que no paran
      de echar comida en el plato:
      "así vale mama" y "échame más Mare"
      Pendiente siempre Yeya de todo.

   Mas hace él que nada falte:
   carne, coles y tomates,
   patatas, huevos y picón,
   Yeyo Paco y un vinito
   están bajo su naranjo
   cada mañana de sol.

   Manteca y Chipichape
   míranse sonriendo
   y hondo respiran tras pensar
   aún quedan cincuenta...
   ¡y otros pocos más!                                                                   Germán Velo Ortés. 2014.                     

 
Para mí, sin duda una de las mejores fotos 
que pude sacar: madre e hija fundiéndose
en bellísimo abrazo tras leer una 
carta escrita con el corazón.

Leímos el poema entre todos los primos, repartimos tres versos para cada uno y alguna que otra risa en el comedor del restaurante.




Otra de mis fotos preferidas, amor de hermanos.

Casi nadie faltó a la cita: familiares, amigos... a todos vosotros os dedico esta entrada.
¡¡Vivan los novios!!














viernes, 1 de agosto de 2014

Santander










¡Hola a todos! Vuelvo esta vez con Santander, donde estuve unos días el pasado julio. No me imaginaba que me fuera a gustar tanto. Considero tras verla que es una ciudad en la que conviven perfectamente lo urbano y lo costero. Os dejo la poesía que escribí tras mi estancia en la ciudad.

Barcos en Puertochico.
Descansan las olas marinas
sobre el bello tendido cántabro,
que en acantilados se alza
hasta el cielo tocar.

Aire húmedo y salado
besa el rostro de Santander
cuando el sol ya ilumina
enérgico a Puertochico,
dejando al albino faro
entre verdes descansar.

Pájaro cantor que vuela
ser allí quiero
y desde el infininito celeste
el agua brillante mirar.

Santander, apuesto marinero,
que encuentra en su Palacio
un elegante vestido.

         Germán Velo Ortés. 2014




 Las fotos que pongo a continuación son de los acantilados santanderinos, cerca del faro.






 
 Recientemente han instalado un funicular, desde él se  puede ver la ciudad desde lo alto, su acceso es  gratuito. Eleva alrededor de los 60 metros (si bien  recuerdo).





                               Dejemos al faro que entre verdes descanse... ¡Un saludo a todos!